El Comité de Gestión de Cítricos fue el germen desde el que se articuló institucionalmente este sector a partir de la Transición. El entonces Comité de Gestión de la Exportación de Frutos Cítricos fue creado por decreto (decreto 2059/1972, de 21 de Julio de 1.972, BOE nº 182 de 31 de Julio) como mejor respuesta a una necesidad: organizar la exportación para evitar la imposición de tasas compensatorias por parte de la entonces llamada Comunidad Económica Europea (CEE).

 

En aquella entidad, auspiciada por la Administración del Estado y con su participación, se integraron los representantes del sector productor, los exportadores del comercio privado o cooperativo y los empresarios vinculados a la industria transformadora de zumos.  Los responsables de los Ministerios de Comercio así como del de Agricultura pasaron a formar parte de sus órganos ejecutivos porque el objetivo era estructurar, profesionalizar y planificar toda una actividad que ya había demostrado ser motor de la economía española en su eclosión exterior de los años 60.

 

La exigencias de la CEE y la obligación fundamentalmente de cumplir con un sistema de precios de referencia, hizo imperativo acordar -como se decía literalmente en aquel decreto- "medidas de regulación cuantitativa y cualitativa de la exportación". En la práctica, aquella organización supuso el desarrollo consensuado de normas de exportación pero también de una inspección comercial de los frutos y el Comité fue el órganismo desde el que supervisar y organizar todo ello.

 

El Real Decreto 1670/1978 de 29 de Junio confirió al Comité de Gestión de la Exportación de Frutos Cítricos personalidad jurídica propia, además de conservar todo lo que "de práctico" había tenido el funcionamiento del comité y reforzar sus funciones, perfilando sucesivas mejoras en la línea de trabajo ya consolidada, en cuanto al registro de exportadores y a la inspección.

 

La organización y reestructuración de la exportación española iniciada a comienzos de la década con la constitución de este Comité permitió al sector mantener el espectacular ritmo de crecimiento consolidado en los 60 e incluso incrementarlo: si a finales de los 60 nuestro país a duras penas llegaba a sobrepasar las 750.000 toneladas de cítricos exportadas, a la conclusión de la década de los 70 ésa cifra se había más que duplicado hasta bordear los 1,7 millones de toneladas.

 

La adhesión de España en 1986 a la entonces CEE supuso la adaptación del sector citrícola de España a las exigencias normativas comunitarias e implicó la salida de la Administración del ya entonces Comité de Gestión de Cítricos, cuya participación -la del Ministerio de Economía y Hacienda y el Ministerio de Agricultura- quedaba limitada a la posibilidad de asistir, con voz pero sin vo­to, a las sesiones del Comité.

 

El CGC aún era entonces la entidad catalizadora de la planificación requerida para la exportación a Europa pero de ella quedaba definitivamente borrado cualquier rasgo de intervencionismo público.

 

El acceso de España a la CEE, a la UE a partir de la firma en diciembre de 1991 del Tratado de la Unión Europea (TUE), supuso la eclosión definitiva de la producción y de la exportación citrícola española. Efectivamente, de los poco más de dos millones de toneladas exportadas en la campaña que coincidió con la firma del Tratado de Adhesión de España se ha evolucionado en sólo tres décadas a más de cuatro millones de toneladas exportadas, la cifra récord histórica de exportación de cítricos de España, que se alcanzó en la temporada 2014/2015.

 

A principios de los noventa causaron baja del Comité de Gestión de Cítricos las entidades cooperativas así como algunos de las principales asociaciones agrarias. No ocurrió tal cosa en la provincia de La Plana, donde la Federación Provincial de Agricultores y Ganaderos de Castellón (FEPAC-ASAJA) y cooperativas agrarias de esta misma provincia y de Tarragona optaron por mantenerse en la estructura del CGC (por aquel entonces 'Asociación Interprofesional Comité de Gestión de Cítricos').